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haladhara dasaHaladhara Dasa

Luca Belcastro: concierto didáctico

Nota escrita por Haladhara Dasa a propósito del concierto didáctico ofrecido por Luca Belcastro y el Ensamble Kuraia el domingo 9 de noviembre de 2008, dentro del marco del "6to Festival Internacional de Música Clásica Contemporánea" en Lima.


El compositor y los intérpretes nos ofrecieron un concierto didáctico, así llamado porque las 2 obras interpretadas eran comentadas por el autor visitante después de ser oídas "virginalmente" una 1ra vez y, luego del esclarecedor comentario, repetidas una 2da. Resultó ser una experiencia interesante y valiosa. Es verdad que luego del comentario los oídos perciben de una manera más clara la misma (tal vez ya no la misma) música. El conjunto instrumental ofreció con mucha seguridad y musicalidad las obras, incluso en la repetición y durante los cortos ejemplos para mostrar las relaciones entre el texto que inspiró al compositor y sus imaginaciones sonoras.

El autor italiano explicó la estructura temporal de su estilo compositivo. Él usa, tomando de su compatriota Fibonacci, la famosa serie numérica 1-1-2-3-5-8-13-21-34-55... que lleva su nombre. Esta serie le permite ubicar los elementos melódicos o sonoros en sus composiciones en general. Aunque suene árida la idea de las matemáticas en la música, recordemos que incluso los más neófitos para empezar a tocar dicen 1, 2, 3 y nadie los critica. Bromas aparte, la explicación que Luca hizo nos permitió recordar o conocer que la tal serie numérica es una descripción de muchas estructuras de la naturaleza: las hermosas espirales de las conchas de los moluscos y caracoles, las generaciones en una familia de conejos, -se olvidó de mencionar los brotecitos en los brócolis y las espirales en los hexágonos de las piñas-, las ramas de los árboles, etc. El joven autor nos recordó que la música está dividida en partes, que podrían ser iguales o desiguales. Así que si se puede dividir la música usando esta serie de Fibonacci que remeda algunas estructuras naturales pues la obvia conclusión es que la música remedará el comportamiento de la naturaleza en su aspecto de proporciones al menos.
Un elemento adicional que colaboró con una fácil asimilación e identificación de la música presentada es que abundaba en sonidos fijos, arpegios repetidos, escalas consonantes octaviantes, pequeños cánones. No obstante, incluía sonidos muy complejos en su disonancia como los racimos de notas muy próximas entre sí -"clusters"- en el piano y los multifónicos en el clarinete, de gran efecto. Un uso constante de los armónicos en glissandi en las cuerdas (violín y violoncello) reforzaba esta sensación de consonancia general y así los sonidos disonantes enriquecían la paleta sonora maravillosamente. El ahora muy recurrente uso de soplar la flauta y el clarinete -y los instrumentos de viento en general- sin producir notas musicales sino el sonido del viento precisamente (o a medio camino muchas veces, un poco viento - un poco nota musical), de golpear el piano en su caja de resonancia con los dedos o nudillos, de golpear las cuerdas del violín y violoncello con el leño del arco, etc. proporcionaron la ya familar sonoridad de muchas obras contemporáneas a este par de composiciones.
El autor de 44 años mostró los poemas que dieron nacimiento a las ideas musicales plasmadas en estas dos obras. Al extraer parte del texto -mostrado en pantalla- y el conjunto instrumental ejecutar los trozos correspondientes pudimos observar que el compositor realmente había sabido tender un puente entre las emociones del poema suscitadas en él con sus resultados musicales.
De pelo largo, despeinado, con gafas, zapatillas de tela, delgado, comunicativo y sonriente, nuestro amigo compositor Luca Belcastro nos dejó una buena muestra del arte compositivo de nuestros días.